Hoy
hay muchos medios, incluso tecnológicos a los cuales se han incorporado los
profesores, pero el cambio fundamental no se ha producido, ya que la educación
no abre las puertas para que los alumnos puedan salir de la caverna y descubrir
la realidad del mundo por sí mismos, fuera de la escuela, para poder transformarla.
Pero
el fracaso del alumno, e incluso del profesor, parce que tiene su raíz en el
fracaso del Sistema Educativo. Como algunos profesionales destacan en la
película de la “Educación prohibida”,
las reformas legislativas sobre educación son meros arreglos cosméticos,
ya que el tema fundamental es cómo concebimos la educación. Hoy muchos centros
son lugares de tedio y de aburrimiento
para el alumnado, ya que el profesor se limita a dar su clase, a hablar,
a transmitir información, a instruir y los alumnos no le encuentran un
significado, ni utilidad a lo que tienen que estudiar.
Los
paradigmas en educación cambian, pero los sistemas educativos no cambian. Se
sigue calificando comparando con la norma y a pesar de que la legislación
contempla una evaluación continua, en realidad lo que prima es la nota del
examen y se llama la atención o se ignora a los que suspenden. Los profesores
suelen repetir lo que han aprendido por tradición, hacen una reproducción
simbólica, ya que son hijos de un sistema educativo y por eso tratan de no
querer saber nada acerca de las emociones y delos problemas familiares de sus
alumnos.
Nuestro
profesor parece que aboga por un modelo elitista, en el que el profesor se
dirige al grupo colectivo, en el que todos tienen que aprender lo mismo y sólo
algunos de ellos podrán llegar a estudios de más nivel y a mejores trabajos. El
mapa (la sabiduría) reemplaza al territorio (la educación).
Para
que se pudiesen ver cambios habría que empezar a ver todo como si nunca lo
hubiésemos visto, habría que empezar de nuevo.
Los
niños desde que nacen son creativos, curiosos y tienen pensamiento divergente y
la escuela puede favorecer su desarrollo o frustrarlo. El niño tiene más
capacidad de aprender que el adulto, crea su mente y se construye a sí mismo.
Pero la escuela suele matar su curiosidad y castigar su rebeldía.
No
se trata de meterles más información se trata de que comprendan, de que
relacionen lo que aprenden para construir nuevos conocimientos, de que
disfruten aprendiendo y de que forme parte de sus vivencias. Se trata de que
aprendan haciendo. De esta forma se facilita la motivación intrínseca, ya que
hay un placer en el proceso de aprender, unas metas personales, hay un camino
que recorrer y se disfruta recorriéndolo.
La
cooperación es fundamental para sobrevivir. Hay que enseñarles a que aprendan a
trabajar en grupo, a escucharse y a ponerse de acuerdo.
El
amor es necesario en todo el desarrollo de la vida y debe primar ante el
castigo, ya que hace que el alumno pierda fuerza y recursos; no trabaja por
placer sino por miedo.
El aprendizaje no puede ser forzado, tienen que tener autonomía para poder autorregularse y aprender a resolver las situaciones por ellos mismos. En el aula hay directividad por parte del profesor, él es el que impone y lo que debe hacer es proponer, guiar, mediar. La disciplina debe favorecer que los alumnos aprendan a comportarse, no se trata de que los alumnos se comporten como el profesor quiera, las normas y reglas deben pactarse entre todos y ser funcionales y los alumnos deben estar implicados en el seguimiento de las mismas. El límite debe estar en respetar a los demás, en dejar trabajar a los compañeros/as. Los alumnos/as tienen que hacerse cargo de las consecuencias de sus acciones. La mediación es importante para que cada uno se haga cargo de su parte en el conflicto.
La corrección del aprendizaje debe partir del
propio alumno o de otros alumnos en lugar del profesor, ya que el error
debe ser fuente de aprendizaje.